Ama, trabaja. Plasma las palabras, hazlas balas, saca las garras. Canalla, las carcajadas sabrán saladas. Vas a dar la campanada para nada, camarada.
Rap experimento que me cantan los niños en casa. Y pienso: si va a ser verdad que es la poesía de este siglo. Me gusta su fuerza, la rabia que transmite. La pasión. En esta generación que muchos coinciden en etiquetar de “apática”. No puede ser. Me resisto a pensar que sea así.
Me he pasado la semana entrevistando a más de 100 chicos de entre 16 y 19 años, preguntándoles, con la excusa de hacerles hablar y conocerles mejor, por sus gustos, los personajes que admiran, sus sueños. Tras las crestas, los piercing, las gorras, los pelos largos, el maquillaje de diario que parece de Halloween, la timidez, la pose, la chulería, he querido entrever ilusiones y ganas, muchas ganas.
Y es que no les vale con decir me gusta salir con los amigos, la música, el fútbol, el dinero, comer o el movil, necesitan enfatizarlo más. Nicole dice: “me apasiona la moda”, Pablo: “lo que más me gusta es los videojuegos, podría estar todo el día” o “me encanta el rugby” y Miguel “me gusta pasarme el día con el skate, me encanta”.
Y otras cosas muy tiernas como Melvin “quiero mejorar, madurar, no es que ya sea maduro pero quiero pensar que estoy creciendo, madurando” o “quiero aprovechar las oportunidades” o Sonia “quiero buscarme un futuro mejor, no quiero estancarme”.
Sí, sí, definitivamente, en sus palabras se lee lo que se tiene que ver en gente joven, GANAS, nada de apatía, no, no.
Es como si quisiesen gritar: “DÉJAME soñar, déjame dar rienda suelta a mis ilusiones, ser CAPITÁN de mi vida, EMPÚJAME un poco, no me mandes el mensaje de que está difícil ni de que es imposible que yo, que ni he aprobado la ESO, pueda cumplir mis sueños”. Porque, en realidad, ¿qué más da que no vayan a cumplir sus sueños, mientras los tengan?
Luchad, chicos, luchad, no hace falta ganar, vale con luchar. Joven o no: Ama, trabaja. Plasma las palabras, hazlas balas. Saca las garras.
